El calor afecta a mis neuronas

Sé que con las altas temperaturas es más difícil realizar cualquier actividad mental con una cierta fluidez y tardamos bastante más tiempo en razonar cualquier cosa. Es lo que habitualmente se llama estar espeso, o espesito, dependiendo de si te pasa a ti solo o es en compañía de tus amigos (estás espesito hoy, ¿ehh?). Este estado también se produce como consecuencia de descansar poco o dormir mal. Así que imaginad a una persona que ha dormido mal, que el día anterior estaba cansado y que sale a comprar a un supermercado cercano-según-se-mire con unas temperaturas de 45 grados al sol, más o menos.

Bueno, pues llego allí, me meto en el súper, el impacto del aire acondicionado es bestial. Yo creo que estaban a menos diez grados por lo menos. Ese cambio parece que me despabila un poco, pero es sólo un espejismo. Empiezo mi compra y todo normal, con parada obligatoria en el pasillo de las patatas fritas y cosas así, en el que me recreo más de la cuenta.

A lo que voy, que se me va la olla, es lo que me ocurrió cuando llegué a los refrescos. Cogí mi par de latas de refresco de naranja, cuando al lado veo unos packs misteriosos de refresco en los que ponía

Atención: Pack Invisible»

Por supuesto, está claro, lo sé. Sé que en realidad ponía Pack Indivisible, pero mis neuronas y yo estuvimos un pequeño rato (digamos minuto y pico) intentando dilucidar el significado de tan misteriosa inscripción. Lo primero que se me ocurrió fue «sí, claro, invisible, ¿y cómo es que yo lo veo?, jejeje», ¡en plan Homer total!

Y bueno, eso es todo. Era sólo para contaros esto, cómo el calor no es que afecte a mi cabeza, es que causa auténticos estragos en mí. ¡Qué vergüenza! Pero tengo una terapia perfecta: Contarlo en el blog.